viernes, 30 de diciembre de 2011

Gracias, 2011

Hace un rato pensé en redactar algo para terminar el año y me puse triste. Nada más me dio un ataque de melancolía. Aún falta mucho para que mi vida sea como yo la quiero y siempre que me falta alguien (o algo), entro en esos estados. Así que me puse a escuchar el soundtrack de Burberry, le adelanté a la parte de George Harrison y me puse a pensar fríamente: ¿Realmente fue un año malo?

En absoluto. Hubo de todo: días buenos, días malos, días tutti frutti. Pero me alegra saber que tuve más momentos agradables que desagradables y, para mí, eso significa un buen año. Y saber que las cosas son más diferentes que el año pasado me alegra mucho: si llevan un tiempo leyéndome deben saber que 2010 fue un año emocionalmente desgastante y me hizo reevaluar muchas cosas. También me hizo apasionarme más por lo mío.

¿Este año qué tuve?

Tuve la oportunidad de cumplir dos de mis anhelos más grandes: titularme (con una tesis de moda y con honores, algo que me hace doblemente feliz) y conocer al staff de Vogue México. Perdí y recuperé mi fe en la industria de la moda, tuve un proyecto que fracasó pero que me dejó con muchas enseñanzas. Descubrí que tengo más lectores de los que pensaba y me hizo sentir orgulloso de mi blog y de mi trabajo. Obtuve y dejé un empleo que no me hacía feliz. Puse en orden cosas que me hacían falta. Me alejé de gente que me hacía daño y conocí nuevas personas. Me sentí querido y apoyado, y eso es algo maravilloso en todo momento.

En alguno de mis momentos tristes me dijeron que ayudaba el crear listas de cosas que agradecía: siempre había algo que poner e invariablemente me harían sentir mejor. Y no les mentiré si les digo que este año sentí una felicidad continua, pero mejoró. Y es cierto: tengo mucho qué agradecerle a la gente que hizo este año maravilloso para mí. El no hacer lo es francamente injusto. Así que empezaré con esta lista que comparto con ustedes.

Agradezco, por todo:

-A mis amigos de los blogs. Siendo específicos: Guapóloga, Botica Pop, Juanito, Adrián, Raquel Gratis Total, Bere, Ángel, Sin Diamantes, Isela, Gina, Kari Estrada, Rafa… y los que no están en esta lista, también.

-A mis amigos 1.0 (ustedes saben quiénes son) y a los de Twitter. Hay muchas personas que entran en las dos categorías.

-Al equipo de Vogue México.

-Al equipo de Life & Style y los organizadores del Luxury Forum. Conocer ese nuevo punto de vista fue una experiencia inigualable.

-A Eugenia de la Torriente, Paloma Abad y el equipo de El País que me otorgó las fotos de Givenchy Haute Couture. Mentiría si les dijera que no sigo emocionado y agradecido.

-A las personas que entrevisté este año: Jenny Rabell, Matthew Waldman, las chicas de Fábrica Social, Jesús Ibarra y Bertholdo, Daniel Espinosa y a sus equipos de RP por la oportunidad.

-A las personas de RP que siempre fueron atentas conmigo, en especial a Belén Limón.

-A la gente que me inspira, y que probablemente nunca lea esto, pero me hace pensar en nuevas entradas y contenidos.

-A la usuaria conocida como Dandelion, quien me escribió uno de los comentarios más lindos en la historia de este blog.

-Y, finalmente, a ustedes, mis lectores, porque sin sus visitas ni sus comentarios esto no existiría y probablemente tendría un motivo menos para sentarme frente a la computadora o levantarme de la cama. No podría decirles lo agradecido que estoy ni en 50 posts.

Es hora de voltear la página y de vivir en el 2012. Gracias por estar conmigo, les deseo lo mejor y espero que sigan acompañándome los siguientes 366 días, y muchos, muchos más.

domingo, 18 de diciembre de 2011

“Es que Prada, como muchas cosas en la vida, tiene un no-se-qué, ¿Me explico?”

Cuando vi el desfile de otoño de Prada por primera vez, pensé en aquella película de William Klein, “Qui êtes vous, Polly Maggoo?” En mi mente, las dos compartían una misma idea: mujeres de finales de los sesenta perdidas en un universo de tendencias cada vez más extravagantes, con plásticos, pieles y estampados de serpiente. Como suele suceder con Prada, las cosas son más complejas de lo que parecen.

Después de buscar Polly Maggoo durante diez meses, pude acabar de verla ayer. Sinceramente, les recomiendo que la descarguen en torrent porque, a la fecha, jamás la he visto en una tienda de películas y, salvo una aparición fugaz en la Cineteca Nacional, jamás se ha mostrado en cines. En teoría, la historia no tiene mucho qué ver con la colección: es una visión satírica de la moda en 1966, con todo lo que eso conlleva. Incluso aparece una excéntrica y demandante editora: Miss Maxwell, parodia de Diana Vreeland.

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Justamente Vreeland, dijo una vez que “hoy en día (léase, en algún momento de los 60) cuenta solamente la personalidad… No creo que deberíamos poner [en la revista] a la denominada sociedad, ya que está demodé, y prácticamente no existe… pero las personalidades encantadoras son las cosas más fascinantes del mundo - la conversación, los intereses de la gente, el ambiente que crean en torno a ellos - estas son las cosas que siento que vale la pena poner en cualquier edición ".

¿La película me gustó? Sí y no. Sí porque es como el antecedente a Zoolander aunque son muy diferentes y porque el talento de Klein es simplemente abrumador. No porque tiene una edición bastante mala. Hasta ahí me quedo, no pienso hacerles spoilers. Volvamos al tema de la personalidad.

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Por cierto, alguna vez hicieron una lista de los cien mejores fotógrafos de la historia y Klein quedó en el número 25. Algún día le haré un post a él solito.

Algunas mujeres de la generación de Twiggy comparten una característica: siguen siendo maravillosas aún después de cuarenta años, matrimonios, hijos y en el caso de las famosas miles de tendencias e it girls. Es como si compartieran un secreto que nunca a revelar del todo y atribuirán ese éxito al yoga o a procedimientos quirúrgicos para despistar.

¿Qué tienen Prada y esa generación de mujeres que fueron jóvenes en los 60 que son tan fascinantes?

No sé.

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Es, creo, resultado de la frase de Vreeland: más que ser íconos o simplemente mujeres, algunas se aventuraron a tomar decisiones y formar su propio destino. Pensemos en las carreras de todas las modelos de la época o en la mamá/abuela que fue joven en esa época y no se abandona al conservadurismo de su closet ni de sus ideas porque tienen una personalidad bien definida.

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La susodicha, fotografiada por William Klein.

Curiosamente, Miuccia Prada pertenece a esa generación y por sí misma ha vuelto a su apellido en una potencia. No podemos escapar a Prada: está en todos lados y ya es parte de la cultura popular. Entre los fans de la moda, es muy raro escuchar un “no me gusta Prada”, porque sus colecciones siempre tienen una inspiración cada vez más sorprendente y una prenda, tendencia o accesorio que se convierte en un éxito instantáneo.

Dice Tim Blanks en la reseña de Style.com que los procesos mentales de Miuccia Prada son en ocasiones impenetrables. Algunas veces esos procesos se pueden plasmar en un solo atuendo: veíamos a Galliano creando versiones coloridas, sensuales y excéntricas de la historia y la vestimenta étnica o a Alexander McQueen con sus mujeres que parecían salir de un rincón muy oscuro de su mente. ¿Y Prada?

Toda colección parte de una idea, la cual se va materializando con telas, colores y estilismos que usualmente no requieren una explicación. Las colecciones de Prada son como una novela de misterio: tienen un contexto y un hilo conductor, pero la idea “culpable” se descubre hasta que la autora la explica. Si la volvemos a leer (porque los desfiles de moda también se leen), encontramos pistas regadas aquí y allá, indicios que nunca vimos porque estábamos demasiado ocupados pensando en un plano general, sin enfocarlo nunca. Estamos mirando sin ver.

El objetivo de la colección era tomar los clichés de la mujer glamorosa y devolverles su inocencia, entonces Miuccia escogió los estilos de los 20 y los últimos 60. Son en realidad mensajes cruzados: mientras que las pieles, los tacones altos, los escotes y los estampados de serpiente son indicadores de una madurez sexual, las épocas que escogió se destacaban por ese look aniñado. En un momento podrían ser niñas usando la ropa de sus madres, pero no es sólo eso: también está la obsesión por la juventud que aún tenemos. Y un poco de historia con el vestido Mondrian de Yves Saint Laurent reinterpretado por Prada.

Vestido Mondrian, otoño de 1965.

Al final, las prendas sí resultan inocentes y aniñadas. Esa colección es un contrapeso a desfiles con una carga tan sexual como los de Gucci y Louis Vuitton y a tendencias como el sadomasoquismo (No me digan que no han visto ya antifaces, charol negro y alguno que otro arnés por ahí).

También está el aspecto técnico. Toda la ropa de Prada siempre tiene alguna sorpresa: pintura especial, tratamientos experimentales, cualquier cosa que lo haga un producto fuera de lo común. En este caso, están las escamas de plástico y los zapatos hechos de un poliestireno (creo, si hay algún químico que lea este post, sea tan amable de corregirme) que les da una cierta suavidad para que se usen sin problemas.

Hace no mucho tiempo alguien me decía que no podía comparar a Prada con Diego Rivera. Y sí, son disciplinas diferentes pero ambos conocen (o conocían) sus fortalezas, creaban un estilo y tienen una carga política en su obra. No hay que olvidar que Miuccia Prada es politóloga. Y, al igual que Rivera, fue comunista durante un tiempo. Quizá por eso sus procesos mentales son tan difíciles de interpretar.

 

El soundtrack de ese video es bueno pero no es el original. Si quieren escuchar la canción que sonó, den click AQUÍ.

Al final, la colección y la película no tienen mucho en común, pero es divertido ver cómo un desfile puede desatar tantas ideas en quienes lo ven, ¿No creen?

viernes, 9 de diciembre de 2011

Una oda a Kristen McMenamy

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Esta es una entrada que había concebido hace mucho, mucho tiempo.

Es muy sencillo infatuarse con las ‘it girls’, muchas de ellas poseedoras de una belleza ordinaria y en cierto modo, aburrida. Alexa Chung(a), Rachel Bilson y otras estrellitas marineras que no tienen mucha relevancia, son muy comentadas porque son icónicas… tan icónicas como lo puede ser el salir al supermercado en shorts de mezclilla y con el pelo sucio.

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Esa forma de volver a la belleza algo convencional y aburrido termina anestesiando nuestro gusto, y con él, nuestra capacidad para no pasar más allá de “la chica de al lado” o de la celebridad del momento. Y cuando nos encontramos frente a una belleza aplastante, o algún tipo que nos haga ejercitar nuestras neuronas, le ponemos peros. Y no sólo estoy hablando de celebridades, o de ropa, sino de la belleza en general.

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¿Y si existiera un ícono moderno a la belleza “rara”? ¿A la belleza que viene de la actitud, la transformación y la exclusión de lo convencional? ¿Un caso que nos haga reevaluar nuestra postura de que todos en la moda buscan la perfección y la frivolidad para dominar el mundo? (Me da risa la gente que sigue relacionando la moda con la frivolidad, es para una mentalidad muy simple, pero divago. O tal vez no).

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Quizá por eso me enamoré de Kristen McMenamy desde la primera vez que la vi. O quizá desde la segunda, algo a lo que ya está acostumbrada, porque la gente solía pasar de largo en su juventud.

No se puede hablar de las modelos “diferentes” sin conocer a Kristen McMenamy. Antes de Lara Stone, antes de Alek Wek, de Jamie Bochert y de muchas otras chicas que han hecho una carrera por salirse del molde de chicas lindas y relativamente normales, estuvo Kristen.

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Las personas, por naturaleza, siempre tenemos una ambición en la vida. Y la perseguimos, con o sin ganas y éxito. Algunos quieren ser pianistas clásicos, otros quieren pintar y Kristen McMenamy quería ser modelo. Y, más importante, ser hermosa.

El problema fue el entorno. Nació en 1964 en Easton, Pennsylvania, un pueblo pequeño que es famoso por tener la fábrica de Crayola. Para cuando había cumplido 13 años, el ideal de belleza estadounidense no tenía nada de exótico: la mujer más deseada de ese tiempo era Farrah Fawcett. Una pelirroja alta y delgada se veía mal, tan mal que sus compañeros la llamaban Skeleton.

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Es aquí donde empieza una historia que muchos han vivido: Kristen hizo de todo para volverse como las chicas de al lado: decolorarse y cortarse el pelo como ellas, estar horas en el sol para broncearse como ellas (Guapóloga la regañaría, y con justa razón). Y, por supuesto, la estrategia no funcionaba: vivía una adolescencia solitaria, sin amigos ni citas y sumergida en un mar de revistas de moda y belleza, como la fanática número uno de sus palabras.

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Cuando cumplió 16, entró a un curso para modelar y mandó algunas fotos a Cosmopolitan para convertirse en la chica de portada. Y, al ver el poco éxito obtenido en ambas, fue a Nueva York, a tocar puerta por puerta para integrar sus filas. Eileen Ford, dueña de Ford Models, fue la última en recibirla, aconsejándole olvidarse del modelaje o recurrir a la cirugía plástica. De nuevo, es un factor muy parecido en las historias de personas o cosas que llegan a romper el molde.

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La vida de McMenamy siguió sin grandes cambios hasta que Legends, una pequeña agencia neoyorquina que al parecer ya no existe, encontró las fotos que Cosmopolitan había rechazado y, sin hacerle promesas, se ofreció a representarla. Antes de eso, decidieron regresarle su identidad: su pelo fue teñido con su color de nacimiento, descartaron el bronceado y añadieron toques sutiles de maquillaje. Al final de la (re)transformación, la mandaron con un boleto de ida a París.

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Después de un cierto tiempo de comerciales de yogurt y cerveza, conoció a Peter Lindbergh, un fotógrafo que no requiere presentación. En McMenamy encontró a un camaleón y a una modelo que podía inspirar algunas de las fotos más elegantes, aterradoras e incluso tiernas, todo dependiendo del concepto que se buscara desarrollar. Lindbergh quedó fascinado con la personalidad y con todo un lado oculto que las compañeras de clase, Eileen Ford y Cosmopolitan decidieron no explorar.

tumblr_lampnzHFcz1qa2nzso1_1280 Esto es lo que viene siendo conocido como “hacer un Avedon”. Campaña de Versace.

Después de varios años en París, Kristen regresó a Estados Unidos y vio cómo su carrera se estancaba de nuevo con catálogos y cosas poco artísticas, mientras que el público seguía buscando a una rubia bronceada de pelo frito, por lo que regresó a París y, después de un tiempo, se pintó el pelo de negro, se lo cortó y se rasuró las cejas. Y así comenzó un juego de identidades que aún continua.

tumblr_lsrkdgCXNw1qm3ikeo1_400 El Padrino

En 1997 se casó con Miles Aldridge, uno de los mejores fotógrafos aún en activo y se retiró un tiempo para formar una familia (además, a finales de los 90 y principios de la década pasada regresó un tipo de belleza convencional que la hubiera desplazado) y dedicarse a actuar en obras y películas con una acogida regular.

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Volvió, como rubia, en 2004 para Chanel y unos meses después para la campaña de Marc Jacobs. Es la primera vez que recuerdo haberla visto. La foto es impactante y aterradora al mismo tiempo y creo que es lo que busca. No me atrevería a decir que se ve hermosa en esa campaña, y en general, las fotos de Juergen Teller no la hacen ver muy atractiva.

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Su regreso le añadió un aura de misterio que no había logrado tener cuando era más joven. En los 80 y 90 era un camaleón, pero ahora estaba a punto de convertirse en un ícono para una nueva corriente de fanáticos de la moda. Y sí, a sus 46 años había logrado ser hermosa.

Kristen McMenamy by Steven Meisel (Vogue Italia August 2010)

Es muy probable que recuerden a Kristen por dos cosas que sucedieron el año pasado: la primera es aquella grandiosa editorial de Vogue Italia en la que se transformaba en un ave ahogada por el petróleo (hola, British Pretroleum). La segunda fue su decisión de aparecer con el pelo canoso en Vogue. Y también estuvo esa aparición topless para el desfile de Louis Vuitton.

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¿El amor de Kristen McMenamy por impactar tiene raíces psicológicas? Probablemente. Pero eso le ha ayudado a tener un portafolio impresionante y explorar otras ramas de su transformación personal. Estamos ante una persona que no teme perder su belleza en nombre del arte porque esta surge de su personalidad y sus cambios. Para ilustrar esto incluí varias fotos en las que muestra actitudes distintas, cada una de acuerdo con la revista (o marca) y la editorial que haya tomado.

 

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Surge también de una fascinante combinación y de ser única. Kristen es hermosa porque jamás ha sido ordinaria y porque, en ocasiones, es irreal. “Part nerd, part goddess”, es una de las formas más efectivas para describir a una mujer que se abrió paso en la industria de la moda a codazos.

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McMenamy suele decir que ha hipnotizado al público para que crean que es bella. Es más que eso: crea ilusiones al volverse personas diferentes en cada imagen. Y una industria como esta tiene experiencia con la ilusión. Piensen en los vestidos con corset integrado de Christian Dior, en las fotografías de Tim Walker y en el trabajo de maquilladores como Pat McGrath. Al fin y al cabo esas ilusiones son una forma de arte que nos inspira… y nos hace crear odas a modelos que amamos (no es que me suceda a mí, ¿verdad?).

chanel-couture-spring-summer-2011-kristen-mcmenamy (Y claro, cuando eres una de las modelos favoritas de Karl, puedes darte el lujo de casarte en un Chanel Haute Couture y desfilar en otro)

¿Podemos culpar a la moda por haberla hecho sentir inferior cuando era poseedora de una belleza “diferente”? Es un camino fácil. Volvemos con las mentalidades simples y con satanizar a la moda. Es un poco triste, pero cada época tiene su propio ideal de belleza y su propio sistema de valores. Y eso, chicos, es algo que no depende de los diseñadores, ni de los productores de Hollywood, sino de la propia gente que se sorprende con cualquier belleza ordinaria.

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Esto no quiere decir que nos quedemos callados en un rincón aceptando ese sistema. Siempre tenemos la posibilidad de crear un nicho propio, como McMenamy.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Entrevista: Daniel Espinosa

Mi abuela suele decir: “si las cosas difíciles fueran fáciles, cualquier tonto las haría”. Por supuesto, como este post saldrá en horario familiar no incluyo la palabra original, aunque en realidad eso no importa.

Hace algunas semanas me ofrecieron entrevistar a Daniel Espinosa. La idea de poder platicar con alguien que se ha hecho tan conocido fuera de México por creaciones elegantes y originales me pareció emocionante, y lo fue. Pude tener una conversación agradable, relajada y con una buena perspectiva de la joyería y la creación de una marca, en medio de clientas que se mostraban fascinadas por Daniel y su atención hacia ellas. Es raro ver a una persona tan ocupada buscando atender personalmente a los consumidores de su marca.

En mis ires y venires por la ciudad perdí la agenda en la que había transcrito mi entrevista. De repente me había quedado sin poder reproducir todo lo que platicamos de manera fiel. Aún ahora tengo extractos de la conversación que parecen haber desaparecido. Aunque… debo admitir que lo que escribí ese día requeriría de un Egiptólogo muy entrenado para su interpretación y el dicho de mi abuela aplica perfectamente en este caso.

Así que transcribo todo esto de memoria.

Por supuesto, hay partes que no recuerdo del todo pero, al entrevistar, es obligatorio escuchar al otro. Es la diferencia entre poder recordar extractos de una conversación –como en este caso- a no recordar nada.

¿Qué le inspira? ¿Cómo surgen sus colecciones?

Empezamos con alguna forma, un material que nos llama la atención. Por ejemplo, había pensado en combinar telas con algunos de mis diseños, así que fuimos integrando la idea en el pizarrón, con recortes, bocetos, muestras de telas…

¿Ese pizarrón es algo como el mood board que utilizan los diseñadores de moda?

Exactamente. Se usa para ordenar una idea, concebirla y posteriormente producirla. En cada colección pienso en algo diferente. Esta vez, por ejemplo, pensé en el norte de África, en Toledo, en las islas griegas… en distintos rincones del mundo.

¿Podemos encontrar un motivo recurrente en sus creaciones?

Los cubos han estado presentes en mis colecciones desde hace ya algún tiempo y han sido muy bien acogidos por el público. Hacer una figura como esa no es sencillo: debes saber que la producción es artesanal y cada pieza se va moldeando a mano. El cubo requiere precisión y muchas horas de trabajo para alcanzar la uniformidad que tienen.

¿Por qué escogió Madrid como lugar de residencia?

Es una ciudad cosmopolita que no tiene el ritmo frenético de Nueva York pero que es cálida en el trato como México. Es perfecta para alguien como yo. Nueva York, por ejemplo, es perfecta para visitarla cuando eres joven, es una ciudad con mucho movimiento. En esta etapa de mi vida busco algo diferente, una ciudad que me inspire pero también con algo de cercanía.

¿Cuál es su artista favorito?

En este momento pienso en Georg Jensen. Es un artista del norte de Europa que estuvo activo a principios del siglo XX.

¿Qué le llama la atención de su trabajo?

Me inspira en el sentido de la atemporalidad que tienen sus piezas. Puedes ver la joyería que diseñó, en digamos, 1904, y sigue siendo actual. La puedes usar en casi cualquier lugar, y se ve fresca. Ese es uno de mis objetivos para la marca.

¿Cómo son las clientas de la marca?

Todas las clientas son distintas, pero merecen una atención personalizada. Me gusta conocerlas y por eso mi equipo organiza estos cocteles en toda la república. Por ejemplo, las clientas de Oaxaca tienen preferencias distintas que las de Monterrey, así que me gusta conocerlas y presentarles algo de acuerdo con sus gustos ¡En muchas ocasiones se conocen y terminan volviéndose amigas!

Tenemos una clientela muy fiel. Algunas visitan las boutiques semanalmente buscando novedades, otras vienen cada mes, pero buscamos presentarles lo mejor. Es por ellas que esta marca se ha vuelto lo que es ahora.

Puedo decirte que son mujeres sofisticadas, conocedoras, invariablemente buscan la calidad y buscan algo clásico pero con un twist.

¿Qué se necesita para crear una marca como la suya?

Clientas (risas). Sin ellas no hay marca. Ofrecerles algo diferente, la mejor calidad. Una atención inmejorable. Ofrecerles algo nuevo de forma constante, algo que vaya con sus distintas personalidades.

¿Conocimiento sobre los materiales?

Claro, la formación es muy importante. No sé si sepas que yo soy de Taxco y mi familia se dedica a esto. Durante un tiempo me alejé de la joyería, pero al final, fue algo que me llamó. Cuando estudiaba en Holanda, mis maestros tenían una cierta escuela, heredada de la Bauhaus, así que absorbí es para de lo clásico, las líneas, pero lo integro a lo que he visto en México y lo que veo en el mundo.

¿Recuerda cuál fue su primer entrevista?

Fue para El Universal, hace ya varios años.

¿Qué le preguntaron?

No me acuerdo, estaba muy nervioso (risas). Usualmente no recuerdo lo que me preguntan y a veces olvido nombres (risas).

¿Por qué la joyería mexicana es tan respetada en el mundo?

Eso se lo debemos a un estadounidense, William Spratling. Taxco ha sido un centro minero desde hace mucho, pero fue él quien impulsó el trabajo de la plata y la volvió famosa en el mundo entero. Mucha gente, mi familia, por ejemplo, se fue involucrando en la producción de joyería. Por supuesto, la calidad y la propuesta han ayudado a mantener esa reputación, y, creo que eso es algo que yo ofrezco a mis clientas: una pieza con propuesta, algo clásico pero con un twist.

Espero que les haya gustado. Yo sigo emocionado por haber charlado con Daniel y su equipo y por aprender sobre algo más sobre el diseño. El proceso para esta entrada no fue sencillo, pero valió la pena.

martes, 15 de noviembre de 2011

Mesa de regalos

En un poco menos de tres semanas me titulo. Por fin, llegó esa fecha y llevo relativamente poco tiempo de saberlo.

Además de que corrí de un lado a otro lado cantando y bailando (en realidad no, porque tenía fiebre y me sentía muy mal, pero casi me desmayo del alivio) como en cierta escena de 500 Days Of Summer o en cualquier escena de felicidad audiovisual extrema, me puse a pensar en mis pendientes y me di cuenta de que esta podría ser una de las fechas más importantes de mi vida. Algo así como una boda, un bautizo o ese tipo de celebraciones icónicas que suceden en la existencia.

No sé si vieron aquel capítulo de Sex and The City en el que Carrie Bradshaw se casa consigo misma. Sí, ya sé, a muchas personas les irrita el síndrome SATC y todas las referencias que puedan hacerle. Pero la idea de montar una mesa de regalos para una celebración propia no es mala. Dado que me falta mucho para casarme y estoy a años luz de tener hijos (además de que el tesiseo fue arduo y desgastante), pensé en una manera de celebrarlo, con todo y presentes.

También sé que la costumbre de la mesa de regalos puede ser muy cutre, sobre todo si los novios se empeñan en que todos los invitados les compren cosas irrealmente caras como motocicletas, viajes a Bora Bora, cubertería de Christofle y extractores de jugos de cuatrocientos dólares (juro que alguien me contó de ese objeto y no paré de reír). Pero no, yo no les pediría que dejaran un Birkin a la puerta de mi casa.

De seguro que algunos pensarán “¿Quién se cree como para hacer una mesa de regalos?” pero no es obligatorio. En realidad esta lista es como mis cartas a los Reyes Magos. Si las recuerdan, estaban llenas de cosas divertidas y en algunas ocasiones eran necesarias. Esta lista tiene varias cosas que pueden ser de segunda mano (pero en buen estado), así que si tienen algo de aquí que ya no quieran, me lo pueden pasar :P

Empecemos con la lista, pues.

-Abrigo de pieles vintage o, de perdida, uno falso que no parezca plástico

¿Recuerdan que hace un año me enamoré de un abrigo de piel falsa? Con el tiempo se puso feo y ahora lo uso como cobertor. Yo sé que en estos momentos el amor por las pieles es más que criticado, pero no hago daño a nadie pidiendo un abrigo de medio uso o de un material que no sea “orgánico” ¿O sí?

-Un frasco de perfume de Nooka

Ese que sea nuevo, s'il vous plaît.

-Este reloj dorado de Nooka

-Una billetera nueva, con espacio para monedas

Mi billetera es una desgracia, tanto por su estado como por su falta de contenidos monetarios. Me vendría bien una con monedas por aquello de los viajes en metro y el cambio nuestro de cada día.

-Un Weekend Bag

¿Algo que me sirva para una pequeña escapadita, que tenga espacio para ropa/cepillos de dientes/algún libro y que no sea una estorbosa maleta? Sí, por favor.

-La Vogue de Kirsten Dunst y si se puede, la del documental

Muchos tienen opiniones encontradas sobre Marie Antoinette pero todos coincidimos en algo: es un deleite visual. Para celebrar la película, Vogue hizo una editorial en Versalles y me encantaría poseer esa revista.

De la de septiembre 2007 ni les digo. Es un must.

-El bolso de Target que le piratearon a Proenza Schouler

Sí, ya sé, es de niña. Pero el diseño se parece tanto a un maletín escolar que me resultaría práctico llevarlo a todos lados sin que parezca que asalté el closet de mi mamá. Yo soy mucho de llevar suéteres, una agenda, una revista (por si mi trayecto es largo, o lento, o ambos), un impermeable si llueve y, cuando aplica, un cambio de ropa, así que en ese bolso podría meter todo lo que llevo en un día normal.

-Unos lentes de pasta sesenteros

Ya sé, me acusarán de querer ser wannabe de Sterling Cooper Draper Pryce, pero no, en realidad siempre he querido unos pero no me he atrevido a comprarlos. Vi unos muy lindos en Goodbye Folk, pero si llegan a encontrar algunos en un cajón, me los pueden pasar ;)

-Esta bufanda de Emilio Pucci

¡Está baratísima! Y probablemente sería lo único Pucci que tendré en mucho, mucho tiempo. En realidad quería otro modelo pero ya se lo llevaron :(

-Una ilustración, sesenterísima de Estampaducu

Alguna vez había delirado que Estampaducu (también conocido fuera de los internets como Abraham Menéndez) me haría una ilustración de Mia Farrow circa El Bebé de Rosemary con el pelo corto, corto y uno de esos vestidos baby doll que tanto le gustaba usar. Si le llegan a convencer, avísenme.

-Una cámara réflex, de segunda o hasta tercera mano

-Una tarjeta de memoria SD/SDHC

-Alguna Vogue Paris del 2007

Me ha sido imposible conseguir alguna Vogue Paris de cuando Carine Roitfeld era su editora (Tengo la de Tom Ford y la última que editó pero nada más). 2007 fue un gran año en la moda y también para los contenidos de la revista. Me encantaría tener alguna.

-Una novela de Chuck Palahniuk

Le traigo ganas a sus libros.

-Unos tenis Panam

Baratos, lindos y resistentes. Y algunos de los tenis más cómodos que he usado.

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-Una copia en DVD de: Pret-a.Porter de Robert Altman, Valentino, The Last Emperor, L’Amour Fou y ¿Quién Eres Tú, Polly Maggoo? De William Klein.

Ufff, me emociona la sola idea de hacer una mesa de regalos especial para libros, revistas y películas pero si fuera así, esta lista sería eterna. Me iré mejor con lo que nunca he podido encontrar o no pude ver en su momento. Curiosamente, todas las elecciones tienen que ver con moda. ¿Por qué será?

-Una suscripción a Videodromo

Es un videoclub en el que tienen filmes de culto, por lo que se me hace agua la boca pensar en qué rentaría.

-Más Vogue gringas de la década pasada

Las empecé a coleccionar y he descubierto más cosas de las que creería. Sinceramente, los contenidos de Vogue son de lo mejor, a pesar de que a veces ponen a algunas celebridades que no nos agradan en portada o se equivoquen en cuanto a política. Si llegan a tener ediciones de marzo o septiembre se les agradecerá, pero cualquier mes es bueno para mí.

-Una grabadora

Soy un periodista sin grabadora y eso es terrible cuando transcribo mis notas. En realidad, me ayudaría cualquier cosa que grabe y reproduzca audio.

-Algo de Missoni. Lo que sea. Un suéter, por ejemplo.

Deliré con la colección de Missoni para Target, pero en vista del éxito obtenido, mis esperanzas de tener un cárdigan se quedaron en el olvido. Si por casualidad llegan a encontrar algo de Missoni en sus excursiones por mercadillos o tiendas de vintage, se los encargo.

-El nuevo libro de Marisa Berenson: A life in pictures.

Tengo un fuerte crush con Marisa, a quien considero la mujer más hermosa que haya pisado esta tierra. El libro viene como anillo al dedo para mi infatuación con ella.

-Un cinturón negro y uno café

Mi closet tiene anorexia, así que se agradece algún básico como éste.

-Una copia de todas las temporadas de Mad Men

Esto a lo mejor se lo esperaban: me encanta la serie. La ambientación es casi perfecta y la historia es emocionante sin llegar a ser telenovelesca. Por desgracia sólo he visto episodios separados y me gustaría repasarlos (pero no quiero la caja en Edición Especial ni cosas como esas, una copia está bien).

-Un Messenger bag “semiformal”

Últimamente he tenido un par de entrevistas de trabajo y me cuesta trabajo escoger algo para guardar mi CV, una agenda y el suéter (si hace frío) sin desentonar con la vestimenta “semiformal” que piden en algunos sitios.

-Alguna Vogue Italia

No me pongo exigente. Es una de las mejores revistas del mundo y me gustaría tener algún ejemplar.

-Algo del Gucci de Tom Ford. Lo que sea.

Hace algunos meses un twittero me quiso comprar con un pantalón del Gucci de Tom Ford. Por supuesto, yo no estoy a la venta pero a veces las ideas para tu mesa de regalos aparecen de los lugares más insospechados (o desagradables, como en este caso).

-Unos jeans de buena calidad

-Otra computadora (o una consultoría para mejorar la que tengo)

Desgraciadamente esta computadora está ya muy lenta y se traba con facilidad, sobre todo con asuntos relacionados a Flash. No soy bueno en asuntos informáticos así que no sé qué hacerle. Si alguien tiene otra PC o me instruye en cómo hacer que sea rápida de nuevo, se lo agradeceré mucho.

-Un inteligentófono

¿Usted se quiere deshacer de su inteligentófono porque salió un modelo nuevo/ya no quiere pagar plan/se va a retirar a una vida de contemplación en un monasterio al norte de California? Esta es la oportunidad. Hay tantas cosas de mi día a día que les podría reportar con esos dispositivos móviles…

-Unos pantalones negros de algodón

He tenido mala suerte al encontrar unos que me sirvan. Hace algún tiempo encontré unos en un intercambio de ropa que organizó @sindiamantes, pero tuve que donarlos porque subí ligeramente de peso y ya no me quedaron.

-Un ipod

Estoy consciente de que uno no debe apegarse a los objetos porque es malo para el desarrollo humano pero desde que me robaron el iPod mi vida no ha sido igual, ya no puedo musicalizar algunos momentos de mi día a día.

-Un suéter de cashmere

El otro día me probé uno y quedé muy sorprendido de sus cualidades para mantener el frío a raya.

-Calzado exótico: unas geta o unos zuecos de madera

¿Sería capaz de salir a la calle con ellos? Desde luego, pero necesitaría un poco de práctica.

-Memorabilia de Diana Vreeland

Ustedes saben cuánto admiro a Diana Vreeland y lo que ha contribuido a la moda. El saber más de ella por medio de sus libros o del documental que le prepararon sería algo muy positivo para mí.

-Una Moleskine

Las he espiado y resultan bastante buenas para anotar ideas y cosas que llamen la atención.

-Una agenda 2012

Soy un caos para anotar mis citas y asuntos por recordar. Por tanto, las agendas son mis mejores amigas. No me pongo exigente, sólo que sea una que me quepa en cualquier bolsa o mochila.

-Una camiseta (clonada) de Haider Ackermann, Sonia Rykiel, Karl Lagerfeld o Martin Margiela

¿Recuerdan que el año pasado lanzaron algunas camisetas con nuestros ídolos al más puro estilo metalero? Ambicioné siempre una pero nunca la pude tener, porque no llegaron a este rincón del mundo. Si alguno de ustedes tiene conocimientos de serigrafía, le encargo una. Yo pongo el material.

-Una sahariana

Siempre pido lo mismo, ya sé.

-Unos lápices de colores de buena calidad

-Un abrigo de mi talla

Como firme creyente en lo vintage, siempre encuentro abrigos fabulosos que nunca me quedan: son muy grandes, muy chicos o tienen problemas con el corte de las mangas o de la cintura. Si llegan a encontrar alguno que me pueda quedar bien, se los encargo.

Y ya. Yo sé que hay algunos WTF en esta lista pero soñar no cuesta nada ¿Verdad?

¿Harían mesas de regalos? ¿Qué pedirían?